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martes, 23 de septiembre de 2025

PARAPETO. - DESPUÉS DEL OJO AFUERA, NO HAY SANTA LUCIA QUE VALGA

 

POR: JULIO BAHAMON VANEGAS

 

Los escándalos de corrupción que enlodan al actual gobierno ya no sorprenden: Unidad de Víctimas, Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres, Agencia Nacional de Tierras, DPRE, ministerios de salud, interior, de la Igualdad y otros clave, regalías desviadas en gobernaciones como la del Huila, según informes de la Contraloría General de La Nación, denunciaron que en los últimos 20 años, durante administraciones a cargo de  las mafiofamilas,  González Villa y  Villalba Mosquera, se han robado  un promedio $35.000 millones de pesos anuales de regalías. La lista es larga, los montos millonarios y el descaro es evidente. Al país lo han saqueado y “no pasa nada”. Ya la ciudadanía perdió la vergüenza y ni se inmuta, y el país se hunde en la podredumbre.

 

Por su parte el presidente Gustavo Petro evade toda responsabilidad, a pesar de que su hijo Nicolas está a las puertas de una sentencia condenatoria por corrupción, enriquecimiento ilícito, investigado por la fiscalía general de la nación, y sin escrúpulos, frente al auge de la producción de cocaína y ante una violencia desbordada, prefiere no actuar, y culpar a los medios de comunicación por “exagerar” la crisis.

 

La Fiscalía, por su parte, actúa sin garantías de resultados frente al crimen. No respalda las investigaciones, interfiere a los responsables de las pesquisas interviniendo para nombrar fiscales adjuntos con la intención de enredar los procesos y proteger intereses políticos, llevándose por delante a la autonomía judicial, alimentando la desconfianza ciudadana.

 

Ante esta realidad, lo que debería preocuparnos ya no es lo que se han robado, sino lo que podrían robarnos: las elecciones de 2026, si la corrupción se instala también en el sistema electoral, con lo que perderíamos la barrera de defensa: la voluntad popular. Al fin y al cabo, lo que ya se robaron los podremos rescatar, así lo haremos en el Huila, pero si nos roban las elecciones, ahí sí, que entre el diablo y escoja.

 

Si esto llegare a ocurrir, “después de que el ojo este afuera, ya no habrá Santa Lucia que valga”.


La crisis institucional es bárbara, y amenaza con devorarlo todo. Por eso los colombianos no podemos bajar la guardia, necesitamos estar alertas, unidos, ejerciendo una presión democrática que sirva como dique de contención para impedir que nos arrebaten el derecho a elegir libremente.

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