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lunes, 1 de septiembre de 2025

CONMOCIÓN EN BRASIL, POR EL BRUTAL FEMINICIDIO DE ROSEANE DOS SANTOS

 

Su muerte fue con sevicia, a manos de  quien fuera el hombre que alguna vez amo, le propino 9 puñaladas en lo que sería un ataque de celos, el repudiable crimen ocurrió en  Jacintinho, Brasil.

 

 

POR RODRIGO ROJAS GARZÓN

Periodista Huila Hoy

prensarodrigorojasg@gmail.com

 

 

La noche del pasado viernes 22 de agosto de 2025 transformó en una mensajera de la muerte. El silencio de un callejón en Jacintinho, Brasil se vio abruptamente interrumpido por los gritos desesperados de una mujer. Roseane Tenório Dos Santos, de 34 años, quien caminaba junto a su compañero sentimental, Erick Lucas da Silva, cuando, sin previo aviso, inició a atacarla con un cuchillo mata ganado.

 

El enceguecido sujeto le propino nueve puñaladas, una por una, le arrebataron la vida, la hirió: en la cabeza, el cuello, el tórax, la espalda, los brazos y las piernas, necesito menos de un minuto para causarle la muerte, tras agredirla demencialmente la dejó tendida en la fría calle, agonizando, desangrándose y pidiendo auxilio con el poco aliento que le quedaba. Fue un  acto de violencia, demencial, demoniaco, indescriptible que ha dejado a toda una nación sin aliento.

 

Medios locales, en un intento por dar sentido a un hecho sin sinrazón, han develado el oscuro pasado de Erick Lucas. Un historial de agresiones y advertencias ignoradas que, como un presagio funesto, anunciaban la inminente tragedia.

 

Según el testimonio de la madre de Erick quien dialogó con Blu Radio en Colombia, su hijo tenía "varias entradas en la comisaría por agresión", y que incluso fue capturado por golpear a su exesposa mientras estaba en recuperación posparto. "Él era del tipo: 'la ley soy yo, hago del modo que quiero'", dijo.

 

Además, relató que ella misma fue víctima de agresiones físicas: "Me pateó, agredió a mi marido, y yo luché con él. Esta no fue la primera vez", afirmó. La suegra intentó advertir a Roseane sobre el pasado violento de Erick antes de que se involucraran sentimentalmente con él. "Le expliqué que ya había estado preso, que tenía antecedentes de agresiones".

 

 Las cámaras de seguridad del sector, testigos mudos del horror, captaron la escena: la pareja discutiendo, un pretexto para el encuentro, y luego el ataque cobarde y brutal por la espalda. El anillo, una promesa de amor devuelto, se convirtió en una trampa mortal.

 

El rastro de la huida y el testimonio de dolor.

 

Las investigaciones de las autoridades apuntan a que la víctima fue llevada al lugar del crimen con el pretexto de devolverle un anillo.

 

Tras el crimen, el asesino intentó borrar sus huellas, escribiendo mensajes por sus redes sociales en la noche, simulando que se encontraba en un sitio diferente al del homicidio, una coartada, para encubrir la verdad de una muerte que estaba anunciada. En su desespero por ocultar evidencia lanzó la cartera y el teléfono de Roseane en el techo de una casa, que fueron encontrados por las autoridades tras un minucioso registro de la escena del crimen.

 

Thayslã Jerônimo, exmarido de la víctima y padre de su hijo de 10 años, fue testigo de los momentos de angustia que precedieron y siguieron al asesinato. En una entrevista conmovedora con TV Pajuçara, relató haber visto a la pareja discutir.

 

"Fue la peor escena de mi vida. Dentro de mí, queda la sensación de que, si hubiera llegado un minuto antes, él no le habría hecho eso. Podría haberme hecho eso a mí, pero nunca habría permitido que se lo hiciera a ella", confesó, con la voz quebrada por el dolor. "Le quitó a mi hijo el derecho de crecer al lado de su madre", añadió, en un lamento que es el de todos los que han perdido a alguien por la violencia machista.

 

Le advirtieron que no se metiera con Erick

 

El horror de este feminicidio se hace aún más lamentable al conocer el testimonio de la madre del presunto asesino. Ella misma fue víctima de su hijo, por eso  intentó advertir a Roseane sobre el peligro que corría. "Él era del tipo: 'la ley soy yo, hago del modo que quiero'", confesó, mientras revelaba un historial de violencia y detenciones.

 

"Me pateó, agredió a mi marido, y yo luché con él. Esta no fue la primera vez". La madre de Erick intentó, en vano, abrirle los ojos a Roseane antes de que la relación sentimental comenzara, contándole que su hijo ya había estado preso y que tenía antecedentes de agresiones.

 

El asesinato de Roseane es un espejo en el que se refleja una realidad escalofriante en toda América Latina: la creciente violencia contra las mujeres que sigue cobrando vidas y dejando un rastro de dolor, la indiferencia y muchas veces la impunidad. La comunidad exige justicia, no solo por Roseane, sino por todas las mujeres que han sido silenciadas.

 

La exigencia es clara: este brutal acto no puede ser una estadística más; debe ser un llamado de atención, un grito que resuene hasta que la violencia cese de una vez por todas.

 

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