A partir de hoy, miércoles, 6
de marzo, está en las librerías de Latinoamérica la esperada obra póstuma del
Premio Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez, En agosto nos
vemos.
Considerado por expertos como
el acontecimiento literario de la década, es “una exploración de la feminidad,
la sexualidad y el deseo, absolutamente cautivadora y moderna. Un magnífico
broche de oro al legado del autor”, como aseguró Maribel Luque, directora de la
Agencia Balcells.
En agosto, nos vemos, se
encontraba entre los papeles depositados en el Harry Ransom Centre hasta que,
con la idea de conmemorar los diez años del fallecimiento del Nobel colombiano
y tras releer la obra, la familia concluyó que merece ser leída.
“Muchísimos y muy disfrutables
méritos, nada que impida gozar de lo más sobresaliente de la obra de Gabo: su
capacidad de invención, la poesía del lenguaje, la narrativa cautivadora, su
entendimiento del ser humano y su cariño por sus vivencias y sus desventuras,
sobre todo en el amor”, dicen los hijos de Gabo en el prólogo.
¿Por qué la novela se llama
En agosto nos vemos?
Después de la muerte de Mercedes
Barcha Pardo, la esposa y gran amor de Gabo, en agosto de 2020, los hijos del
Nobel de Literatura colombiano decidieron, junto a la editorial Penguin Random House, publicar la novela inédita del escritor, cuya trama gira en torno a las aventuras de una mujer llamada Ana Magdalena Bach cada que
regresaba a una isla (que dicen que podría ser San Andrés), a visitar la tumba
de su madre muerta.
“Volvió a la isla el viernes
16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones
vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin
medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano y como único equipaje un
maletín de playa”, dice el primer párrafo de la novela de Gabo, cuyas
primeras páginas fueron publicadas por la Revista Lengua (suplemento de
Pengüin), en exclusiva el domingo 3 de marzo de 2024.
La protagonista de la novela,
una mujer cincuentona que vive en alguna ciudad del caribe continental, llevaba
ocho años visitando, sagradamente a la misma hora todos los 16 de agosto, la
tumba de su madre para ponerle un ramo de las plantas conocidas como gladiolos
que fueran frescos.
Después, según se supo en
un texto publicado por el poeta vallecaucano Harold Alvarado Tenorio en este
diario, la protagonista, que es una mujer casada con el dueño de un
conservatorio de música, tiene un hijo que toca chelo y una hija que tiene
intenciones de entrar a la congregación de las Carmelitas Descalzas, sigue
viajando a la isla cada agosto y en medio de ellas empieza a tener aventuras con varios hombres.
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