El Estadio Guillermo Plazas Alcid ha sido tratado con desdén, al punto que lo han querido convertir en una ruina.
Esta mañana leí el documento
de la Dimayor que se apoya en un dictamen técnico de la Universidad Nacional de
Manizales sobre el estado del Estadio de Futbol Guillermo Plazas Alcid en el
que expresan, que el estadio está “próximo a colapsar”. No soy nadie para poner
en tela de juicio el dictamen, pero a raíz de esa información, me comuniqué con
los concejales del Centro Democrático,
el Dr. Mauricio Rojas y la Dra. Lina
Guzmán para enterarme bien de lo que está pensando la administración Municipal,
a raíz de la aprobación de un recurso por $28.000 millones de pesos que la
alcaldía de Neiva destino para la adecuación y reforzamiento de la tribuna
occidental del coliseo, y de la destinación, por parte de la gobernación del
Huila, de otra partida por $28.000
millones de pesos adicionales para el mismo objeto. Con base en este informe,
pareciera entonces que, ni la Dimayor, ni la Universidad Nacional, están
enterados, y no tuvieron en cuenta esa realidad.
Le sugerí a los distinguidos
cabildantes que propusieran, a sus colegas del Concejo municipal, una
proposición para exigir un nuevo dictamen técnico, se contactara a la Sociedad
Colombiana de Ingenieros, sociedad sin ánimo de lucro, organismo consultor del
Gobierno Nacional, de diferentes gobiernos regionales y municipales, fundada en
1887, que agrupa diversas asociaciones de profesionales afines. Es bueno contar
con otra opinión técnica de organismos especializados en asuntos estructurales.
Durante la administración de
Pedro Suarez, una parte de la tribuna occidental colapso, dejando como
evidencia la necesidad de reforzar la estructura de ese sector y su gradería,
pero ese objetivo no se logró por irregularidades en el manejo de los recursos.
Eso, señores, es otra cosa, se llama corrupción que nada tiene que ver con el
futuro del Estadio emblemático de la ciudad de Neiva. Posteriormente, en la
administración del médico Rodrigo Lara Sánchez, se cumplió con el compromiso de
invertir en el escenario la suma de $7.000 millones de pesos adicionales, pero
el resultado fue el mismo: el Estadio no fue recuperado. El silencio oficial y
la falta de control político de los organismos encargados de hacerlo
permitieron que la situación se degradara hasta el punto actual.
El Estadio Guillermo Plazas Alcid
ha sido tratado con desdén, al punto que lo han querido convertir en una ruina,
pero lo que se trasluce es el fracaso de una clase dirigente que prefirió la
foto y las promesas sobre la planificación técnica, el control de las obras y
la transparencia en la inversión pública.
Nada se opone a la inversión privada ni al desarrollo urbanístico de la
zona en donde algunos privados han pensado construir un nuevo Estadio de
Futbol, siempre que se haga con respeto a la normatividad y al plan de
ordenamiento de la capital. Pero es necesario advertir que esa iniciativa no
puede ni debe convertirse en excusa para abandonar definitivamente la
recuperación del emblemático Estadio de los Huilenses, El Plazas Alcid



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