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lunes, 23 de diciembre de 2024

DEL ESCULTISMO EN PITALITO Y OTRAS HISTORIAS

 

La tradición escultista en Pitalito es un referente nacional de los scouts colombianos.


El escultismo (del inglés scouting, que significa explorar) es un movimiento infantil y juvenil que actualmente está presente en 165 países del mundo. En Pitalito, la escuela scout también tiene su propio capítulo. Algunos de sus antiguos y actuales partícipes recordaron algunas historias de la memoria y presente de esta significativa organización. 


Marco Augusto Bravo Castaño


Hugo Mauricio Fernández Barón


La resonancia de las corrientes culturales de Europa deja rastros en Colombia. El movimiento scout que surgió en Inglaterra a principios del siglo XX, con el objetivo de buscar el desarrollo físico, espiritual y mental de los jóvenes para que llegaran a ser “buenos ciudadanos”, a través de un método específico inspirado en la vida militar y al aire libre, cuyas directrices serían establecidas en el manual Escultismo para Muchachos (1908), del general británico Robert Baden Powell, es una clara muestra de los idearios bélicos que prevalecían en el mundo. Mientras tanto, en New York eran calcinadas más de 120 mujeres por exigir sus derechos laborales.


En Colombia, la historia del movimiento escultista tiene varios precedentes que se remontan a 1913 en Bogotá y 1918 en Medellín. Nacido en el contexto de las clases dirigentes conservadoras colombianas y asociado con el ambiente militar del país, el desarrollo del escultismo en Colombia no tuvo mayores tropiezos y fue en general acogido por la sociedad y el Estado. En 1954 se emite un decreto legislativo que propende por la promoción del Escultismo en el país y en 1966 el Congreso de la República se asocia al aniversario de la fundación del movimiento en Colombia.


Baden Powell, fundador mundial de los scout en el Campamento de Brownsea, en agosto de 1907.

Sin embargo, el movimiento scout en el país registra su personería jurídica en 1934 bajo la dirección nacional de Daniel Izaza. Desde entonces, la organización se ha desarrollado más bien de manera independiente a las políticas oficiales de promoción al deporte y a la educación, no teniendo subsidios efectivos que permitan una mayor participación en las actividades de muchachos de clases bajas, debido a que son los mismos muchachos, o sus padres mejor, los que corren con todos los gastos de su afición, que no son pocos, lo que hace que el escultismo colombiano sea por lo general practicado por muchachos de clases medias y altas.


“Liderada por algunos académicos, la fundación de la escuela scout en el valle de laboyos en 1970 representó una novedad muy atractiva para los jóvenes de Pitalito”.

Grupo Comandos de Palestina en el Salto de Bordones en San José de Isnos. 1975.

Escuela scouts en Pitalito


El ideario escultista también colonizó el sur de Huila. Liderada por algunos académicos, la fundación de la escuela scout en el valle de laboyos representó una novedad muy atractiva para los jóvenes de Pitalito. El pueblo acababa de sufrir el terremoto de 1967, que transformó parte de su infraestructura. La nueva sede de la Escuela Normal Nacional de Pitalito inaugurada en 1969, fue el asiento del primer grupo de escultismo laboyano, que se constituyó un año después.


Álvaro Argote, profesor de la escuela y Gustavo Salazar, pagador, fueron los artífices fundadores del primer grupo scout denominado Comandos, que desde entonces se empezó a congregar en las instalaciones de la institución.


Transcurría el año de 1971 cuando a la Escuela Normal llega el nuevorector, Mario Prada Mantilla, procedente del interior del país, quien culminó de organizar la escuela scout con mucha entereza, pues el servidor  público contaba con una significativa experiencia en el escultismo.


Así fue como el movimiento scout se arraigó de manera sólida en el municipio de Pitalito y fue acompañado por algunos padres de familia, ciudadanos y entusiastas, como el sacerdote Guillermo Morales, el profesor Esteban Echeverry y los estudiantes William René Palacios Torres, guía de la patrulla Danés; Víctor Alcides Cortés guía de la patrulla Cóndores, Javier Guzmán, José Daniel Bravo Muñoz sub guía, Pedro Nel Tovar, Hipólito Camacho Coy, Alfonso Peña “el gordo”, Álvaro Hernán Carvajal Carvajal “el Cachiro”, Néstor Gonzáles “el Pibe”, Julio Palacios Torres, Napoleón Tovar, Jorge Eliecer Rodríguez, Alejandro Palacios Torres “el Rudo”, Jairo García Riaño y el hijo de Bruno Dussán conocido como el “matasanos”, entre muchos otros jóvenes.


Entusiasmados con la oportunidad de pertenecer a un grupo juvenil, que realizaba excursiones al aire libre, no fueron pocos las juventudes laboyanas que se animaron a sumarse al colectivo de exploradores. Así lo evoca Elizabeth Palacios Torres, hija de Luis Antonio Palacios Sandoval, uno de los precursores más destacados del movimiento en el sur huilense. “Como todo niño curioso amante del campo, estábamos muy motivados con las actividades y encuentros que realizábamos al aire libre, pero nos tocó esperar a que nos abrieran la puerta a las mujeres”, suspira la señora Elizabeth, quien actualmente reside en el valle de Laboyos y conserva el orgullo de haber sido la primera niña scout del departamento de Huila junto a sus hermanas Lisa y Esperanza. Una distinción que la hace poseedora de una memoria única de la historia scout en Pitalito.


El primer campamento


La primera excursión realizada por la cuadrilla scout Comandos de Pitalito fue una visita a la Cueva de los Guácharos, como lo recuerda José Daniel Bravo Muñoz, docente pensionado del valle de Laboyos y uno de los primeros exploradores del sur huilense. “Fue toda una aventura. En ese tiempo los campamentos los hacíamos a las fincas, o a la orilla del río, pues no había ningún problema, no había que pedir permiso, ni a la Policía Nacional, ni al DAS, ni al Ejército. Lo único que necesitábamos era el permiso de nuestros padres. La mayoría de los integrantes veníamos del campo y sabíamos cómo armar un rancho con ramas y hojas de palma y ahí amanecíamos. También para esa época jugábamos al asalto de campamento entre las patrullas, pues el problema del fenómeno de inseguridad era mínimo”.


 
 “Nosotros en la reunión de patrulla leíamos sobre los temas del escultismo con los pocos folletos o cartillas que nos compartían los dirigentes del grupo”.


Gracias a las salidas a terreno, los jóvenes laboyanos tuvieron la oportunidad de conocer y reafirmar su cariño por el territorio. Por aquella época, como conmemoran los antiguos scouts, las piedras del pueblo escultor que habitó la cuenca del alto Magdalena se encontraban a la intemperie y todavía el municipio no había sido reconocido como un baluarte mundial de la arqueología. Entre tanto, la fiebre escultista también germinaba sus primeros retoños organizativos en San Agustín, bajo el liderazgo del señor Milo Valencia, y en Palestina, como afirma el profesor pensionado Vicente Rojas Bermeo, quien hizo parte del capítulo scout en el municipio cafetero.


“La fiebre escultista llegó hasta Palestina a inicios de los años setenta por iniciativa de don Luis Palacios Sandoval, quien estaría al frente del movimiento junto a su esposa Sara María Torres e hijos durante muchos años. Fue una ola de entusiasmo que nos motivó a muchos jóvenes que hicimos parte de la primera generación de scout en el sur de Huila. Lo bueno era que el interés no solo era de nosotros como niños, sino que también a los padres de familia les importaba que sus hijos recibieran formación en disciplina, pionerismo, sobrevivencia y humanidades”, evoca el señor Rojas, uno de los primeros patrulleros de Palestina que también participó de las primeras salidas al aire libre.


José Daniel Bravo Muñoz, antiguo scout del grupo Comandos en la ceremonia de graduación de la Escuela Normal de Pitalito. Promoción 1972.


Otras aventuras inolvidables fueron las visitas a los ríos Guarapas y Guachicos, La Laguna, Guacacayo, La Honda, Pericongo, las Cuevas de Timaná, Acevedo, el Estrecho del río Magdalena, La Chaquira, El Parque Arqueológico de San Agustín; El Vegón, El Alto de los ídolos, El salto de Bordones, Salto de Mortiño en San José de Isnos, Las Quemadas, algunos sitios rurales y fincas de laboyos, el campamento regional en el municipio de Rivera y la capital huilense, donde realizaban actividades propias del escultismo. “Nosotros en la reunión de patrulla leíamos sobre los temas del escultismo con los pocos folletos o cartillas que nos compartían los dirigentes del grupo”, evoca don José Daniel.


El legado del viejo Palacio


El nombre de Luis Antonio Palacios Sandoval en la historia del escultismo de Pitalito es imprescindible. Bajo su tutela la organización scout del sur huilense tuvo uno de sus mayores auges. Don Luis, además de convertirse en el líder e involucrar a sus hijos e hijas en el escultismo, fue un gestor importante en la consecución del Campo Escuela, un espacio campestre que fue cedido por la administración del alcalde Antonio Villegas, que abarca 6 hectáreas aproximadamente, donde se encontraba una pista de entrenamiento de arrastre y un salón para guardar garrochas y herramientas. Terreno que estuvo a punto de perderse por la felonía de algunos dirigentes avarientos.

Libia Castaño Urbano y Jorge Bravo Castaño. Investidura scout del grupo 09 Valvanera de Pitalito. Año 2000.


Don Luis Antonio, también logró ser un destacado jefe scout regional del movimiento en el departamento de Huila, donde se le recuerda por haber conformado el grupo scout de Palestina y ser uno de los padres de familia más comprometidos con el escultismo en Pitalito. Sus habilidades para la sobrevivencia y el pionerismo lo hacen inolvidable en la memoria de sus compañeros, pues ninguno lo igualaba a la hora de hacer amarres, ya que conocía más de 70 nudos que ataba con sus manos ágiles ante el asombro de los jóvenes.


Un evento que por la magnitud de su tragedia conmovió a toda Colombia fue el terremoto de Popayán ocurrido el 31 de marzo de 1983. Consecuentes con el lema “listos para servir”, el grupo Comandos de Pitalito guiado por el señor Palacios, acudió a prestar ayuda a cientos de familias damnificadas por la catástrofe. “Los scouts de Pitalito estuvimos en Popayán asistiendo a los habitantes afectados por el terremoto. Les ayudamos con víveres y llevando ladrillos para contribuir a la construcción de sus nuevas casitas”, afirma doña Elizabeth.


Otra historia atada al legado del viejo Palacios es la que se sabe del scout Jaime Ortiz de la Escuela Normal. Ortiz, rebelde desde su adolescencia, luego de su paso por el escultismo ingresó a un grupo guerrillero donde muy pronto ascendió a la comandancia subversiva. Don Luis, de viaje por el departamento de Caquetá fue detenido por el grupo armado. Luego de discutir durante varios minutos con los guerrilleros, el señor Palacios logró zafarse del retén y cuentan que los combatientes se quejaron ante el comandante Ortiz por la altivez de Luis Palacios, a lo que el líder rebelde les ordenó: “Con don Luis no se metan, que muchas de las técnicas de campamento y sobrevivencia que sabemos aquí, se las debemos a él”.    


El Campo Escuela


La avaricia de algunos dirigentes scout nacionales de Colombia estuvo a punto de dejar sin Campo Escuela al grupo escultista de Pitalito. Luego de tres décadas de procesos jurídicos en los que el terreno fue vendido por líderes ávidos de la dirigencia nacional y pasó a manos de una constructora de Pitalito, la indignación ciudadana se solidarizó con los scouts y organizó un comité para la defensa del Campo Escuela, como lo registra el Diario del Huila el 24 de diciembre de 2012 en la página 18. Sin embargo, solo hasta el año 2015 el Concejo del municipio de Pitalito y la CAM, mediante la resolución 2656 del 17 de noviembre lo declaró área de conservación, condición que impide que sea vendido.


El Campo Escuela de Pitalito está ubicado en el barrio Cálamo, limita con la quebrada Cálamo junto a la Institución Educativa Nacional en la vía de la avenida El estudiante. El terreno que abarca casi 60.000 mil metros cuadrados, alberga un humedal, una riqueza vegetal y faunística donde las aves migratorias se alborozan entre los follajes de cachingos, pinos, guaduales, guayacanes y guayabos entre otras especies. Aquí se reúnen los fines de semana los diferentes grupos del municipio a realizar actividades ecológicas y recreativas.

“Hubo un momento en que se vendió el Campo Escuela, y eso fue una lucha jurídica muy dura por varios años.  Pero gracias a Dios ahí tenemos el Campo Escuela, creo que ese ha sido uno de los logros más grandes que hemos tenido”, puntualiza Daniel Vargas, actual jefe scout de Pitalito.


Vicente Rojas, antiguo scout del grupo Comandos de Palestina y Yamid Palacios Torres, hijo de Luis Palacios Sandoval. Pitalito 2024.


Memoria del presente

Actualmente, el movimiento escultista en Pitalito cuenta con aproximadamente 80 scouts inscritos. Es el segundo grupo más grande que tiene el departamento de Huila con dos tropas y dos manadas, cuya meta es contar con al menos 150 exploradores para el año 2025, como lo explica Daniel Guillermo Vargas, comerciante y actual jefe del grupo scout 03 Escocés.  En este año 2024 hemos entregado dos insignias de madera. Por otra parte, el próximo año en marzo es la asamblea regional y nuestra meta es lograr que lleguen algunos miembros del grupo al Concejo Regional”.


La tradición escultista en Pitalito es un referente nacional de los scouts colombianos. Sin embargo, muchos de los grupos han desaparecido y perdido su mística y tradición, “se quedaron ahí, no hubo quien continuara y se pusiera la camiseta” cómo asegura Daniel.


Nombres de grupos como el Comandos; grupo 09 Valvanera compuesto por las tropas Andaki y Zulú y el clan Cacique Tayrona; el jefe de grupo fue el padre Jairo Motta, el grupo Sol Naciente; grupo Caminantes; Grupo 01 Vikingos, conformado por la manada Guaymunga, la Tropa Navegantes y el clan Thor; grupo Andinos; grupo 03 Escocés con su Manada Ness, la Tropa Hamish y el Clan William Wallace; grupo 06 Génesis con su Tropa Koguis y el Clan Cacique Pigoanza; grupo Escaladores y el grupo La Cruz del Sur, entre otros, hacen parte de la memoria scout del sur de Huila.


La trayectoria de Daniel en la escuela scout de Pitalito es muy destacable. Hace mas de dos décadas, desde cuando ingresó al movimiento por invitación de unos amigos del colegio a sus 13 años, no ha parado de ascender en la jerarquía de la organización y asumir compromisos de gran responsabilidad. De esta forma ha desempeñado diferentes roles como recuerda con orgullo. “Yo tenía 15 años cuando quedé como guía mayor, era muy responsable y atento. Fui presidente de la Corte de Honor de la tropa scout, que es la reunión de los guías y subguías. Por ser el mejor scout de la tropa Navegantes me gané el reconocimiento o estimulo Daniel Izaza de la Asociación Scout de Colombia para los mejores scouts en cada unidad”.


Además, es ganador de la Flecha de Oro, una insignia muy importante a nivel nacional y ha participado en distintitos eventos como el denominado Rover Moot, Gooming, el famoso Shangri- La, del año 1999 en el departamento de Santander, donde se congregaron más de 600 jóvenes de todo el país. “Hemos participado en eventos locales, regionales, nacionales e internacionales donde hemos podido compartir con diferentes culturas y costumbres”. Son muchas las anécdotas que guarda en la memoria de las salidas y campamentos que ha realizado en estos 26 años de militancia escultista.


Luis Antonio Palacios junto a dos jóvenes scouts de Pitalito.

“Recuerdo otro Jamboree en el año 2007 en el Parque Simón Bolívar de Bogotá, que fue el centenario del primer campamento scout llevado a cabo en la Isla de Brownsea, Inglaterra, en el año 1907. Para mí fue algo muy maravilloso”. También ha ocupado cargos importantes a nivel regional y nacional. Ha sido integrante de la Corte de Honor Nacional, el cual es uno de los estamentos más importantes que tienen los scouts de Colombia y es un explorador orgulloso de su uniforme scout. “Pero el logro más bonito es que mis hijas sean scouts, que ellas hayan hecho su promesa, que les gusta el escultismo, por ejemplo, mi hija menor en los lobatos se ganó el Daniel Izaza”.


El movimiento scout en Colombia está viviendo una etapa de auge. Tanto así, que el próximo gran campamento internacional denominado el Jambore Panamericano se realizará el año 2025 en la ciudad de Manizales. Una oportunidad para el grupo de Pitalito que desde ya proyecta su participación, como lo señala su actual jefe: “Tenemos un año para hacer una buena representación porque es un evento internacional, una oportunidad para los jóvenes y dirigentes. Gracias a Dios ya llevamos 24 años con un grupo sólido, un grupo grande, bonito, con unos jefes comprometidos con la misión de formar buenos ciudadanos en Pitalito. Los invito a que sean parte del movimiento scout como dirigentes, como ayudantes, como patrocinadores. Esto es de todos”.


“Por mi honor y con la gracia de Dios, prometo hacer todo cuanto de mi dependa para cumplir mis deberes para con Dios y con la Patria, hacer un favor a alguien cada día, y cumplir fielmente la ley Scout”.  Promesa scout.


La promesa scout


En la simbología templaria del escultismo llaman la atención dos íconos, la flor de Lis y la promesa scout. La flor de Lis es un símbolo tradicional que se remonta a muchas culturas y religiones. En un contexto espiritual, representa el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Sus tres pétalos representan valores como fe, sabiduría y caballerosidad. En el imaginario scout la flor representa los principios contenidos en la promesa scout: Dios, Patria y Hogar, y las virtudes: Lealtad, Abnegación y Pureza.


La promesa scout es una ceremonia de investidura e iniciación en la cual se da la bienvenida al niño, joven o adulto aspirante al grupo scout. Desde este momento el explorador puede portar la pañoleta, el nudo Gilwell o Turco y la garrocha, objetos que caracterizan las vestiduras del escultismo. Sin embargo, más allá del sentido religioso la promesa scout tiene una connotación de sentido humanista y de servicio a los demás, como explica Marco Bravo Castaño, scouter de la tropa Hamish. “La espiritualidad es para la vida, se trata de cultivar la ética, la solidaridad y el servicio”.

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