El presidente colombiano, Gustavo Petro, recibió una invitación formal para asistir a la ceremonia de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, prevista para el próximo 10 de enero de 2025 en Caracas. Sin embargo, su posible participación está rodeada de controversia, marcada por las críticas que previamente realizó al proceso electoral venezolano.
Durante su intervención en la cumbre del G20 en Brasil, Petro calificó las elecciones del pasado 28 de julio como "un error", cuestionando la falta de garantías tanto por parte del gobierno venezolano como de la oposición. Esta postura ha generado expectativas sobre la decisión que tome respecto a su asistencia al evento.
La polémica se intensifica tras las declaraciones del opositor Edmundo González, quien desde España asegura haber ganado las elecciones con más del 60% de los votos, respaldado por actas publicadas por el Centro Cartier y la Misión de Observación Electoral (MOE). En línea con estas denuncias, tanto Petro como el canciller Luis Gilberto Murillo habían solicitado al Consejo Nacional Electoral de Venezuela que divulgara la totalidad de los resultados.
La eventual presencia de Petro en Caracas podría tener un impacto significativo en las relaciones entre Colombia y Venezuela, especialmente considerando el papel de mediador que Bogotá ha asumido entre Caracas y Washington. En septiembre, el vicecanciller colombiano Jorge Rojas ya había manifestado reservas sobre el reconocimiento de Maduro tras el 10 de enero, lo que añade incertidumbre a la política exterior colombiana en este contexto regional.
La decisión del mandatario colombiano será clave para definir el rumbo de las relaciones bilaterales en un momento crítico para la región.
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