Bajo la coordinación del
Arzobispo Fredy Antonio Castiblanco primado de la Iglesia Católica Apostólica
Guadalupana en Colombia, se realizó en la segunda ciudad del
departamento del Huila, el XIV Encuentro Nacional de la Iglesia Católica Apostólica, que en esta ocasión contó con la participación de sacerdotes y la primera
sacerdotisa provenientes de diferentes regiones del país.
Para Monseñor Fredy Antonio Castiblanco, la
acogida de la Iglesia Guadalupana y su presencia que se extiende por el territorio colombiano, obedece al
testimonio de un gobierno laical; un clero, acogedor, fraterno que está con los más
necesitados aportando decididamente en su transformación espiritual, y contribuyendo en el mejoramiento de su calidad de vida.
También, a la invitación realizada a sacerdotes que por diferentes motivos no están ejerciendo como presbíteros, quienes tienen la
oportunidad de retomar su vida ministerial.
“Hemos podido ir mostrando
esta propuesta de Iglesia a muchos sacerdotes que, por su realidad afectiva,
asumieron un hogar, con nosotros tienen la oportunidad de tener su realización
familiar y vocacional. Nosotros hacemos un llamamiento a todos estos hermanos a
que vuelvan a la Iglesia, a que asuman su Ministerio Sacerdotal y que lo vivan
con su familia de una manera ejemplar”.
En la actualidad, con la
dedicación, compromiso de laicos, diáconos, presbíteros, la Iglesia
Católica, Apostólica y Guadalupana tiene presencia en Bogotá, Medellín, Cali,
Cauca, Nariño, Bucaramanga, el antiguo Eje Cafetero y en el departamento del
Huila.
Su funcionamiento es
totalmente legal cuenta con la correspondiente personería jurídica especial, el
reconocimiento del Ministerio del Interior, sucesión apostólica, además un clero idóneamente capacitado, para realizar las celebraciones eucarísticas,
sacramentos y llevar un mensaje de fe que transforma vidas.
“Debemos anunciar el mensaje
de Jesús, con toda la fuerza. Hay mucha oscuridad, violencia, dolor, pobreza,
exclusión y necesitamos unirnos, construir un país de alegría, justicia,
fraterno, donde todos quepamos”, concluyó Monseñor Fredy Antonio Castiblanco.
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