POR WILFRED TRUJILLO
TRUJILLO
Diputado Asamblea del Huila
En
el Huila, la participación juvenil dio un salto histórico: este año, las
inscripciones a los Consejos Municipales de Juventud aumentaron un 56,8% frente
a 2021. Son 1.505 jóvenes los que decidieron ser candidatos y ocupar un lugar
en los escenarios de elección popular. Este no es solo un dato estadístico; es
la señal de que la nueva generación está decidida a asumir un papel activo en
la política, con ideas propias y una agenda que busca transformar la realidad de
sus comunidades.
La
participación de los jóvenes en la política no puede seguir viéndose como un
complemento o un gesto simbólico. Es, en realidad, uno de los pilares para
garantizar que las decisiones públicas reflejen las necesidades y aspiraciones
de toda la sociedad. El reciente cierre de inscripciones para las elecciones de
los CMJ en el Huila confirma que la juventud está dispuesta a ocupar su lugar
en los escenarios de elección popular.
Según
cifras oficiales de la Registraduría Nacional, este año se inscribieron 1.505
jóvenes como candidatos en todo el departamento, lo que representa un aumento
del 56,8% respecto a 2021. “Hemos tenido un incremento significativo frente a
las inscripciones que se hicieron en el año 2021, con un balance de 61 listas
independientes, 144 de partidos políticos y 96 de prácticas organizativas, para
un total de 298 listas en el Huila”, destacó Yanira Córdoba, delegada
departamental de la Registraduría.
El
municipio de Neiva encabeza la participación con 40 listas y 341 candidatos,
seguido por Pitalito con 19 listas y 96 candidatos. En ambos casos, el interés
por participar refleja un escenario político donde la juventud está dejando de
ser espectadora para convertirse en protagonista. De acuerdo con la delegada
Córdoba, “vemos que los jóvenes están más activos y con mayores expectativas
frente a este proceso y a la elección que se va a realizar”.
La
relevancia de este proceso no está únicamente en las cifras de inscripción,
sino en lo que representa para la democracia. Los CMJ son espacios donde los
jóvenes pueden proponer, debatir y aportar a la construcción de políticas
públicas locales. Su papel es consultivo, pero con capacidad de influir en
temas clave como educación, empleo, medio ambiente, cultura, salud y derechos
humanos. Esto significa que cada lista inscrita es un grupo de jóvenes
organizados con la voluntad de hacer parte de las soluciones que sus
comunidades necesitan.
En
esta ocasión, la logística electoral también favorece la participación. Los
jóvenes entre 14 y 28 años podrán votar en cualquier puesto del país
presentando su tarjeta de identidad o cédula, sin importar su lugar de
residencia. Además, la Registraduría eliminó el voto en blanco del tarjetón
para evitar confusiones y reducir el riesgo de votos nulos. “Es una gran
facilidad que se le está dando a los jóvenes para que puedan participar”,
afirmó Ángel Eduardo Triana, también delegado departamental.
Pero
la inscripción es apenas el primer paso. El verdadero reto está en garantizar
que el entusiasmo de quienes se postularon se traduzca en campañas propositivas
y cercanas a la ciudadanía. La política juvenil no debe replicar las prácticas
desgastadas de la política tradicional, sino marcar la diferencia con
transparencia, trabajo en equipo y compromiso real con la comunidad. En este
sentido, las campañas deben enfocarse en explicar propuestas claras y viables,
no en discursos vacíos o promesas imposibles de cumplir.
Es
importante también que los adultos, las instituciones y los líderes políticos
comprendamos que apoyar a los jóvenes no significa dirigirlos o imponerles
agendas, sino darles el espacio, la formación y el respaldo para que puedan
ejercer su liderazgo con independencia y criterio propio. La juventud tiene la
capacidad de introducir en la agenda pública temas que a veces quedan
relegados, como la transición energética, la salud mental, la equidad de
género, la protección ambiental y la innovación tecnológica.
El
caso de Neiva y Pitalito es ilustrativo. No se trata solo de los números, sino
del trabajo previo que ha permitido que más jóvenes se sientan convocados. En
Neiva, las universidades, colectivos culturales y organizaciones juveniles han
fortalecido sus redes de participación. En Pitalito, el liderazgo comunitario y
las iniciativas locales han generado un terreno fértil para que los jóvenes den
el salto a la política formal. Esto demuestra que, cuando se crean condiciones
y se abren canales, la juventud responde con compromiso.
El
aumento de las inscripciones y la diversidad de listas son un buen punto de
partida, pero la meta debe ser que el próximo 19 de octubre no solo haya más
candidatos, sino también más votantes jóvenes acudiendo a las urnas. La
democracia no se fortalece con el silencio, sino con la participación activa y
consciente. Y en este sentido, el llamado es a que cada joven entienda que su
voto no es un simple trámite, sino una herramienta para decidir quiénes van a
representarlo y qué prioridades van a defender.
La
política desde los jóvenes y para los jóvenes es una inversión a largo plazo.
Cada líder que se forma hoy puede convertirse en un referente regional o
nacional mañana. Cada propuesta que se presenta en un CMJ puede evolucionar en
un programa de gobierno o en una política pública. Y cada voto emitido con
conciencia es un paso más hacia un Huila donde la democracia sea más
representativa y plural.
El momento es ahora. Los jóvenes del Huila ya dieron un paso adelante al
inscribirse. Ahora, la tarea es de todos: motivarlos, respaldarlos y
escucharlos. Porque cuando la juventud participa, la política se renueva y las
comunidades avanzan.La democracia se fortalece cuando la juventud no solo
sueña, sino que decide.
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