POR JULIO BAHAMON VANEGAS
Miguel Uribe Turbay, nacido en Bogotá el
28 de enero de 1.986, fue un abogado, político incansable y figura símbolo de
dignidad democrática. Nieto del expresidente Julio Cesar Turbay Ayala y de doña
Nidia Quintero Turbay, oriunda de la ciudad de Neiva, e hijo de la destacada
periodista Diana Turbay, asesinada durante su secuestro por el cártel de
Medellín en 1.991. Miguel llevó sobre sus hombros una historia marcada de
dolor, pero también por la fortaleza y la apuesta por el servicio público.
Se formó en la Universidad de los Andes,
donde se graduó como abogado con una maestría en Políticas Públicas, y continuo
su preparación en la escuela Kennedy de la Universidad de Harvard.
Concejal de Bogotá de apenas 25 años de
edad, llegando a presidir el Concejo Distrital. Posteriormente fue secretario
de gobierno durante la alcaldía del Dr Enrique Peñalosa (2.016-2.018) y
candidato a la alcaldía en 2.019. Ingreso al senado de la república en 2.022
por el Centro Democrático, con amplio respaldo popular.
Lanzo su candidatura a la presidencia de
la república en el año 2025, destacándose como figura emergente y dueño de un
mensaje de reconciliación democrática y seguridad para Colombia. Ejerció férrea
oposición al gobierno de Gustavo Petro, lo que causo ira y odio alrededor de su
aspiración, varias veces injuriado por el propio presidente Petro que saco a
relucir su profunda enemistad con su abuelo, el expresidente Turbay Ayala, a
quien le correspondió durante su gobierno combatir con la fuerza del Estado al grupo
narcoterrorista del M-19 al que perteneció Gustavo Petro- encarcelado por
violar el Estatuto de Seguridad de la nación.
El 7 de junio durante un acto de campaña
en el parque El Golfito (Modelia) en Bogotá, el candidato Uribe Turbay fue
cruelmente atacado por un sicario, quien le disparo dos veces en la cabeza y
una pierna. Durante mas de dos meses estuvo en la unidad de cuidados intensivos
de la Clínica Santafé. Donde médicos especializados lucharon por su vida.
Finalmente, falleció en la madrugada del
11 de agosto de 2025 a la 1:56 am
Su muerte fue la número 97 entre líderes
y políticos asesinados en el país en ese año, reafirmando una situación de
violencia alarmante.
Su impacto fue inmediato. Se declararon
en algunas regiones tres días de duelo. Sus exequias se realizaron, después de
recibir los honores que le correspondieron por parte del Congreso de Colombia,
en la Catedral Primada de la Nación.
A raíz de su muerte Colombia reclamo al
gobierno un fuerte llamado a proteger a la oposición democrática.
Ex negociadores de paz, como los
doctores Humberto de La Calle y Sergio Jaramillo, exigieron garantías reales
para la participación política, cuestionando la falta de implementación de los
mecanismos previstos para evitar tragedias similares.
El vil asesinato de Estado, trunco una
carrera de liderazgo indiscutible y erosiono la confianza ciudadana y
resquebrajó el tejido democrático.
En mi caso personal ese crimen, revivió
en mi corazón el dolor por los hechos sucedidos en los años 1.984 y 1.989 cuando
fueron también, vilmente asesinados los doctores Rodrigo Lara Bonilla y Luis
Carlos Galán Sarmiento, ministro de justicia y sobresaliente líder del Nuevo
Liberalismo el primero, y seguro presidente y jefe insigne fundador del Nuevo
Liberalismo el segundo.
Tuve el honor de participar en Neiva,
dentro de los actos organizados para la realización del Foro Agropecuario del
Centro Democrático, en un almuerzo de dirigentes afectos a su aspiración
presidencial organizado por el amigo común Don Bernardo Pujana Motta.
Paz en su tumba y perenne recuerdo de
sus amigos del Huila.
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