La tensión aumenta entre Estados Unidos y Venezuela con la operación 'Lanza del sur'.
La reciente operación regional denominada “Lanza del Sur” ha puesto nuevamente sobre la mesa la preocupación de los gobiernos del Caribe y Suramérica frente al incremento del tráfico de drogas, contrabando y actividades criminales que utilizan las costas de Venezuela como corredor estratégico.
La operación, articulada entre fuerzas navales y aéreas de varios países del Caribe y América Latina, busca frenar el flujo de cargamentos ilícitos procedentes del sur del continente que se mueven hacia Centroamérica, Norteamérica y Europa.
Según autoridades participantes en el operativo, la ofensiva ha permitido interceptar embarcaciones rápidas, desmantelar depósitos clandestinos y fortalecer los sistemas de vigilancia marítima en rutas consideradas de alto riesgo. Países como Trinidad y Tobago, República Dominicana, Colombia y Curazao han intensificado sus patrullajes conjuntos, reconociendo que las redes criminales se reorganizan constantemente y emplean tecnologías y rutas alternativas para evadir controles.
Aunque el gobierno venezolano niega la existencia de estructuras internas vinculadas al narcotráfico, analistas de seguridad y organismos internacionales han señalado durante años la presencia de redes irregulares en el territorio, incluyendo grupos armados, organizaciones de contrabando y funcionarios que, de forma individual, habrían participado en actividades ilícitas.
Diversos informes de investigación, tanto periodísticos como académicos, han utilizado la expresión “Cartel de los Soles” para referirse al presunto involucramiento de miembros de cuerpos militares venezolanos en el tráfico de drogas. No obstante, esta denominación no corresponde a un reconocimiento judicial oficial, sino a un término empleado públicamente para describir un fenómeno complejo de corrupción y criminalidad dentro de algunos sectores del Estado venezolano.
“Lanza del Sur” ha reavivado la discusión internacional sobre la necesidad de cooperación con Venezuela para enfrentar estas amenazas transnacionales. Sin embargo, la falta de coordinación plena entre gobiernos y las tensiones políticas en la región continúan representando un obstáculo para una estrategia conjunta más efectiva.
Expertos en seguridad coinciden en que las rutas del narcotráfico en el Caribe no pueden entenderse de manera aislada. Las organizaciones criminales operan a través de redes que conectan productores, transportadores y distribuidores en varios países, utilizando tanto corredores terrestres como marítimos y aéreos.
La operación “Lanza del Sur”
se presenta como un esfuerzo por recuperar el control en áreas marítimas donde
se han detectado incrementos en el uso de lanchas rápidas, embarcaciones
pesqueras modificadas y envíos ocultos en buques comerciales. Las autoridades
regionales esperan que los resultados contribuyan a debilitar las finanzas de
grupos ilegales y reducir la violencia asociada a estas actividades.
A pesar de los avances
operativos, organismos internacionales han recordado que las soluciones
estructurales requieren no solo acciones militares y policiales, sino políticas
integrales que aborden la corrupción, la pobreza, el contrabando y la falta de
oportunidades en las zonas costeras del Caribe y el norte de Suramérica.
La operación “Lanza del Sur”,
en ese sentido, es vista como un paso dentro de una estrategia mucho más
amplia, que busca proteger la seguridad regional, fortalecer la cooperación
entre Estados y disminuir el poder de las redes narcotraficantes que han
encontrado en el Caribe una vía clave para sus actividades ilícitas.
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