La Secretaría de Educación de Neiva se encuentra en el centro de una tormenta mediática tras la conducta reciente de su titular, Natalia Rodríguez.
No solo ha sido captada violando las normas del Código Nacional de Tránsito, un acto que por sí solo ha generado desaprobación pública, sino que también se le acusa de un comportamiento que menoscaba los principios de libertad de prensa y transparencia.
Este último incidente se desató cuando Rodríguez impidió el acceso a periodistas que buscaban informar sobre un plantón estudiantil, un movimiento que evidencia una preocupante tendencia hacia el autoritarismo dentro de la administración pública.
El episodio en cuestión ocurrió en la sede educativa Alberto Rosero Concha, donde periodistas de diferentes medios se dieron cita para cubrir un plantón estudiantil.
En lugar de ser recibidos para la cobertura de la noticia, Rodríguez optó por una respuesta hostil, cerrando abruptamente la puerta y negando la información. Este acto de desdén no solo es un ataque directo contra la labor periodística, sino que también levanta alarmas sobre el estado de la transparencia gubernamental y el acceso a la información en Neiva.
La actitud de Rodríguez, marcada tanto por su reciente infracción de tráfico como por su rechazo a facilitar el trabajo de los medios, plantea serias preguntas sobre su aptitud para desempeñar un cargo que exige un alto grado de responsabilidad, ética y respeto por los derechos fundamentales. La obstrucción a la prensa, en particular, es un aspecto que no puede ser pasado por alto, ya que atenta contra los cimientos mismos de una sociedad democrática y transparente.
Este comportamiento no solo desacredita la imagen de la Secretaría de Educación ante la comunidad y los medios de comunicación sino que también pone en jaque la confianza en las instituciones públicas de Neiva.
La libertad de prensa es un derecho esencial que permite a la ciudadanía estar debidamente informada sobre los asuntos que afectan su entorno directo, y cualquier intento de coartarla debe ser objeto de escrutinio y condena.
La reacción de la secretaria Rodríguez ante la presencia de periodistas en un evento de interés público como lo es un plantón estudiantil, más allá de ser un acto de desconsideración, refleja un desdén preocupante por los principios de apertura y diálogo que deben caracterizar a la gestión pública.
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