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lunes, 17 de noviembre de 2025

LA PEÑA MÁGICA: "JUAICA PORTAL DE OTROS MUNDOS".

 

El fenómeno OVNI  en la peña de Juaica en Tabio, Cundinamarca. Rossny Ludelman.


Los primeros reportes, de campesinos y vigías nocturnos, hablan de "luces muy brillantes" que realizaban maniobras imposibles sobre la cima de la montaña. 

 

A solo 45 minutos de Bogotá se sitúa este enigmático sitio que pocos se atreven a visitar, pues con frecuencia ocurren hechos inexplicables.

 

Está a 3.100 metros sobre el nivel del mar, entre los municipios de Tabio y Tenjo, es un lugar considerado por sus visitantes como “misterioso”; pues es la cuna  fenómenos extraños.

 

Luego de que, en la década de 1990 se reportaran varios avistamientos de OVNIS (Objetos Voladores No Identificados) en esta zona, el cerro empezó a ser un atractivo turístico para los amantes del misterio; pero, con el paso del tiempo, se comenzaron a contar relatos paranormales, desde concentración de energías de todo tipo, susurros, sombras y avistamientos fantasmales, hasta ver naves que aterrizan en la cima.

 

La sabana de Cundinamarca, ese lienzo esmeralda salpicado de frailejones y nevados que se confunden con el cielo, guarda secretos que el tiempo y el viento solo han susurrado. En el corazón de esta tierra, donde el pasado muisca aún respira entre la niebla, se alza un par de cumbres gemelas envueltas en un aura de misterio: la peña de Juaica y su vecina, la elevación  en el municipio  Tabio. No son solo formaciones geológicas; son portales, faros en la noche andina que, desde hace décadas, atraen miradas hacia el firmamento, convirtiéndose en el epicentro de un fenómeno que desafía toda lógica terrestre: la visita de los no identificados.

 

La peña Juaica, con su silueta imponente y sus laderas cubiertas de bosque nativo, no es una montaña cualquiera. Para los habitantes de Tabio y los pueblos circundantes, es un lugar sagrado, un portal cósmico. La peña parece diseñada para la vigilancia contra la conquista española, contemplación y contacto con otros mundos, el sacrificio, entrega de pagamentos para nuestros ancestros. Con miradores naturales que ofrecen una vista inabarcable de la sabana, un escenario perfecto para la aparición de lo insólito.

 

Es un paraje silencio denso, roto solo por el trino de los pájaros y el murmullo del viento frío. La neblina, cuál velo de novia, sube y baja caprichosamente, añadiendo una capa extra de enigma a sus perfiles. Quienes suben deben pedir permiso a los espíritus guardianes de la montaña, a menudo buscando una paz sobrenatural, terminan con la vista clavada en el azul profundo, esperando ver la manifestación de lo extraterrestre. 

 

La montaña misma parece custodiar una verdad que yace más allá de nuestro entendimiento.

 Luces y Encuentros

 

La historia OVNI en torno a Juaica y Tabio no es un relato moderno de internet; es una historia tejida por la memoria colectiva desde mediados del siglo XX. Los testimonios se multiplican, creando un tapiz de encuentros que comparten un patrón inquietante:

 

Los Faros Silenciosos: Los primeros reportes, de campesinos y vigías nocturnos, hablan de "luces de diversos colores muy brillantes" que realizaban maniobras imposibles sobre la cima. Eran esferas de luz que se detenían en seco, desafiando la inercia, o que se movían a velocidades supersónicas sin producir sonido alguno. Se las describía como de color naranja, azul eléctrico o un blanco cegador.

 

Aterrizajes Nocturnos: Circulan leyendas, susurradas al calor de las chimeneas, sobre supuestos aterrizajes o descensos en las zonas más apartadas. Testigos hablan de haber visto objetos con formas discoidales o triangulares que emitían un zumbido bajo y creaban un campo de luz que detenía el canto de los grillos. Estas historias están invariablemente ligadas a la sensación de un tiempo perdido o a fallas eléctricas momentáneas en la zona.

 

El Vínculo Místico: Lo que distingue a Juaica de otros puntos calientes de avistamientos es su conexión espiritual. Muchos aseguran que los objetos no tripulados son atraídos por la energía telúrica de la montaña, un antiguo punto de poder muisca. Es como si la geografía misma actuara como un imán cósmico, señalando a estos seres de otros mundos la ruta hacia un lugar energéticamente especial.

 

Hoy, Joaica y Tabio siguen siendo un punto de peregrinación para ufólogos, curiosos y buscadores de la verdad. 


La experiencia de la Peña es, en sí misma, transformadora. Mirar hacia el cielo desde la cima al caer la noche es someterse a la inmensidad, a la certeza de que el universo es vasto y, quizá, no estamos solos.

 

La neblina sube y el frío se intensifica. Mientras el viajero desciende, lleva consigo el eco de las historias y la imagen de esas cumbres, guardianas de un enigma que brilla más que las estrellas. Juaica no es solo una montaña en Cundinamarca; es un recordatorio tangible de que, en cualquier momento, el velo entre nuestro mundo y aquello que no podemos nombrar puede rasgarse, revelando una luz, o luces  inexplicables sobre el horizonte de la sabana, y que ellos están aquí.

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