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miércoles, 26 de noviembre de 2025

3I/ATLAS ENTRE LA CIENCIA, LA FE, Y SU PARECIDO CON LA "ESTRELLA DE BELÉN" .

 

El tercer viajero interestelar que desafía a la ciencia y despierta viejos mitos.

 

El sistema solar tiene un nuevo visitante, y no es uno de la familia. Los astrónomos han confirmado el hallazgo del cometa 3I/ATLAS, catalogado oficialmente como el tercer objeto proveniente del espacio interestelar descubierto en la historia de la humanidad. Detectado originalmente en julio de este año por el sistema de telescopios ATLAS en Chile, este cuerpo celeste ha capturado la atención tanto de la comunidad científica —por su rareza física— como del público general, que ha comenzado a apodarlo la "nueva Estrella de Belén" debido a su brillo inusual en vísperas de la temporada decembrina.

 

Lo que hace único al 3I/ATLAS no es solo su composición, sino su movimiento. A diferencia de los planetas y cometas locales que orbitan el Sol en elipses cerradas (regresando periódicamente), este objeto dibuja una trayectoria hiperbólica.

 

Getty Images, esta "firma" matemática, confirma que el objeto no está atado gravitacionalmente a nuestra estrella. Los análisis de su trayectoria hacia el pasado son concluyentes: el 3I/ATLAS viene del "afuera" profundo, cruzando el vacío entre las estrellas para atravesar nuestro vecindario cósmico una única vez antes de perderse nuevamente en la oscuridad del universo. Su velocidad, significativamente más alta que la de los cometas locales, es otra prueba irrefutable de su origen exótico.

 

Más parecido a Borisov que a 'Oumuamua.

 

Desde su detección, telescopios de potencia global, incluidos los observatorios espaciales Hubble y James Webb, han apuntado sus lentes hacia el visitante.

 

Los datos preliminares indican que el 3I/ATLAS posee una coma activa —una envoltura visible de gas y polvo—. Esta característica lo diferencia del primer visitante interestelar conocido, 1I/'Oumuamua (descubierto en 2017), que era una roca seca y oscura similar a un asteroide. Por el contrario, el 3I/ATLAS se asemeja más al 2I/Borisov (2019), comportándose como un cometa tradicional que se sublima al acercarse al calor del Sol.

Para los científicos, esto es una oportunidad de oro: al analizar los gases que desprende su cola, podemos "oler" y estudiar la composición química de un sistema solar alienígena sin necesidad de enviar una nave hasta allá.

 

Entre la ciencia y la fe: La "Estrella de Belén".

 

La aparición del cometa ha coincidido con un aumento en su luminosidad, lo que, sumado a las fechas, ha disparado comparaciones populares con la bíblica Estrella de Belén. En redes sociales y círculos religiosos, algunos interpretan su paso como un presagio o una señal del regreso de Cristo.

 

Sin embargo, la astronomía es clara al hacer la distinción:

 

Lo que vemos: No es una estrella (una esfera de plasma que produce luz propia), sino un cometa (una roca de hielo y polvo que refleja la luz del Sol).

 

El propósito: Mientras que la estrella bíblica se describe como una guía divina para los Reyes Magos, el 3I/ATLAS es un fenómeno natural regido por las leyes de la física orbital.

 

A pesar de la explicación racional, el espectáculo visual que ofrece el 3I/ATLAS sirve como un recordatorio de nuestra pequeñez en el cosmos. Sea visto como un mensajero divino o como una cápsula del tiempo geológica de otra estrella, su paso fugaz es el evento astronómico del año.

 

Los expertos recomiendan aprovechar las próximas semanas para observarlo, pues dada su hipervelocidad, el 3I/ATLAS jamás volverá a ser visto desde la Tierra.

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