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sábado, 1 de noviembre de 2025

CONCLUSIONES DEL ENCUENTRO ENTRE LOS EXPRESIDENTES ÁLVARO URIBE Y CÉSAR GAVIRIA

 

Un movimiento estratégico para conformar un bloque sólido que supere  al “Frente Amplio” y los candidatos de Gustavo Petro en las próximas elecciones presidenciales.


En una reunión de más de tres horas celebrada el pasado 31 de octubre de 2025 en la localidad de Llano Grande (Antioquia), los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria Trujillo – líderes máximos de los partidos Centro Democrático y Partido Liberal Colombiano, respectivamente – concertaron una hoja de ruta política de cara a las elecciones presidenciales de 2026.

 

A continuación, presentamos  las principales conclusiones  del encuentro, los contextos que rodean este giro político y los desafíos que implican para estos meses de campaña  antes de elegir el nuevo presidente de los colombianos a partir de 7 de agosto de 2026-

 

Construcción de una coalición opositora

 

Los exmandatarios acordaron  impulsar una amplia coalición de centro y centro-derecha, con un mecanismo de consulta o primarias internas, que permita seleccionar una única ficha presidencial para 2026. Según Uribe: «Queremos construir, colaborar en la construcción de una gran coalición de base democrática».


Gaviria precisó que están «organizándonos para reunir efectivamente una coalición de partidos que esté en condiciones de aportar su número electoral y aportar sus candidatos».  La elección de marzo de 2026 aparece como horizonte clave para dicha consulta.

 

Esta posición es una señal de que los dos líderes, tradicionalmente separados ideológicamente (Uribe en la derecha, Gaviria en la centro-izquierda liberal), están dispuestos a reenfocar su discurso, propuesta política y programática,  con la vista puesta en un rival común: el proyecto político que hoy lidera el presidente Gustavo Petro.

 

Lucha contra pobreza, eficiencia estatal y transparencia

 

Más allá del puro cálculo electoral, la reunión permitió definir algunos ejes programáticos que servirían como base de la coalición. Entre estos destacan: La erradicación o reducción significativa.

 

Una crítica al manejo del gasto público y la exigencia de una administración estatal más eficiente, según cuenta Uribe durante el encuentro.  La apelación al ahorro de los trabajadores y la protección de los fondos de pensiones como garantía nacional. Estos ejes marcan una intención de combinar la lógica de oposición hacia el Gobierno actual con propuestas que resuenen en un electorado preocupado por el bienestar social, la institucionalidad y el crecimiento económico.

 

Discurso de unidad

 

Subrayaron la naturaleza de su relación, calificándola como “sincera, clara, sin contratos y sin clientelismo, como tiene que ser la política”. Este mensaje busca romper con la imagen de la política tradicional atrapada en viejos acuerdos; se trata de mostrar una voluntad de renovación (aunque desde las estructuras existentes) y de reconocimiento mutuo entre figuras históricas del país.


Sin embargo, no se disuelven las diferencias ideológicas, sino que se reordenan bajo una lógica estratégica de coalición.

 

Oposición al petrismo

 

El encuentro fue leído por analistas. Como un movimiento estratégico para conformar un bloque que enfrente al “frente amplio” que orbita alrededor de Gustavo Petro.


Se plantea que el objetivo no es solo ganar la presidencia, sino también articular un bloque sólido que recupere protagonismo en instituciones clave y en el espectro político de la derecha y el centro. El discurso de Uribe incluyó críticas al “monopolio estatal” atribuido al gobierno actual, y al costo que esto tendría para la libertad y la economía.

 

La nueva coalición no estará exenta de tensiones. Por ejemplo, el Partido Conservador Colombiano denunció su exclusión de los primeros círculos de este acercamiento, lo que generó reclamos sobre la falta de invitación al proceso.


Asimismo, algunos sectores críticos al encuentro señalaron que la reunión entre Uribe y Gaviria es la muestra de que “el viejo poder” está reaccionando ante el avance de fuerzas progresistas, lo que abre interrogantes sobre la renovación real que dicha coalición pregona.

 

La síntesis del encuentro, incluyo el compromiso de continuar con reuniones personales y estructurar los detalles de la coalición. Elaborar los instrumentos de gobernanza de la coalición (reglas de consulta, mecanismo de elección de candidato, reparto de candidaturas de segundo nivel). Definición formal de una consulta o mecanismo unificado de selección en marzo de 2026.

 

Convocar a otros partidos, movimientos independientes y sectores sociales del centro-derecha para sumar a la alianza.

 

La cumbre Uribe-Gaviria tienen implicaciones profundas: marcan un desplazamiento de la bipolaridad tradicional (izquierda vs. derecha) hacia una lógica de “coalición opositora” vs. “poder gobernante”.

 

Pueden fragmentar aún más los partidos tradicionales, pues el Partido Liberal está dividido entre los que apoyan al gobierno actual y los que optan por la oposición. Introducen el riesgo de que la política electoral se centre en la persona del candidato y la construcción de alianzas más que en el debate programático o ideológico propio.

 

Abren la puerta para que el centro político sea el escenario de batallas clave para 2026, en un país acostumbrado a polarizaciones más marcadas hacia los extremos.

 

Riesgos y desafíos de la coalición

 

Definir reglas claras para la consulta unificada puede resultar difícil: ¿quiénes participan? ¿qué peso tienen los partidos vs. los movimientos? Ya aparecen tensiones al respecto.  La exclusión de partidos o movimientos puede generar resentimientos o rupturas que debiliten la coalición antes de tiempo. Lograr que la alianza no se vea únicamente como una suma de vetos al Gobierno actual, sino como una propuesta de futuro con identidad clara, será clave para convencer al electorado. Mantener la coherencia ideológica: unir centro y centro-derecha implica tensiones entre las visiones económicas, sociales y de Estado que Uribe y Gaviria representan.


La reunión entre Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria Trujillo representa un nuevo momento estratégico en la política colombiana hacia 2026. Las conclusiones alcanzadas apuntan a la conformación de una gran coalición de base democrática, con ejes programáticos comunes (pobreza, eficiencia del Estado, protección del ahorro de los trabajadores) y con la meta explícita de competir con éxito frente al proyecto político que lidera Gustavo Petro.


El desafío estará en convertir ese anuncio simbólico en una estructura funcional, cohesionada y con candidato competitivo. De cómo lo logren dependerá, en buena medida, el mapa electoral que se dibuje para las presidenciales del próximo año.

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