Un movimiento estratégico para conformar un bloque sólido que supere al “Frente Amplio” y los candidatos de Gustavo Petro en las próximas elecciones presidenciales.
En una reunión de más de tres
horas celebrada el pasado 31 de octubre de 2025 en la localidad de Llano Grande (Antioquia), los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria Trujillo –
líderes máximos de los partidos Centro Democrático y Partido Liberal
Colombiano, respectivamente – concertaron una hoja de ruta política de cara a
las elecciones presidenciales de 2026.
A continuación, presentamos las principales conclusiones del encuentro, los contextos que rodean este giro
político y los desafíos que implican para estos meses de campaña antes de elegir el nuevo presidente de los colombianos a partir de 7 de agosto de 2026-
Construcción de una
coalición opositora
Los exmandatarios acordaron impulsar una amplia coalición de
centro y centro-derecha, con un mecanismo de consulta o primarias internas, que
permita seleccionar una única ficha presidencial para 2026. Según Uribe:
«Queremos construir, colaborar en la construcción de una gran coalición de base
democrática».
Gaviria precisó que están «organizándonos para reunir efectivamente una
coalición de partidos que esté en condiciones de aportar su número electoral y
aportar sus candidatos». La elección de
marzo de 2026 aparece como horizonte clave para dicha consulta.
Esta posición es una
señal de que los dos líderes, tradicionalmente separados ideológicamente (Uribe
en la derecha, Gaviria en la centro-izquierda liberal), están dispuestos a
reenfocar su discurso, propuesta política y programática, con la vista puesta en un rival común: el proyecto
político que hoy lidera el presidente Gustavo Petro.
Lucha contra pobreza,
eficiencia estatal y transparencia
Más allá del puro cálculo
electoral, la reunión permitió definir algunos ejes programáticos que servirían
como base de la coalición. Entre estos destacan: La erradicación o reducción
significativa.
Una crítica al manejo del
gasto público y la exigencia de una administración estatal más eficiente, según
cuenta Uribe durante el encuentro. La
apelación al ahorro de los trabajadores y la protección de los fondos de
pensiones como garantía nacional. Estos ejes marcan una intención de combinar
la lógica de oposición hacia el Gobierno actual con propuestas que resuenen en
un electorado preocupado por el bienestar social, la institucionalidad y el
crecimiento económico.
Discurso de unidad
Subrayaron la naturaleza de su relación, calificándola como “sincera, clara,
sin contratos y sin clientelismo, como tiene que ser la política”. Este mensaje
busca romper con la imagen de la política tradicional atrapada en viejos
acuerdos; se trata de mostrar una voluntad de renovación (aunque desde las
estructuras existentes) y de reconocimiento mutuo entre figuras históricas del
país.
Sin embargo, no se disuelven las diferencias ideológicas, sino que se reordenan
bajo una lógica estratégica de coalición.
Oposición al petrismo
El encuentro fue leído por
analistas. Como un movimiento estratégico para conformar un bloque que enfrente
al “frente amplio” que orbita alrededor de Gustavo Petro.
Se plantea que el objetivo no es solo ganar la presidencia, sino también
articular un bloque sólido que recupere protagonismo en instituciones clave y
en el espectro político de la derecha y el centro. El discurso de Uribe incluyó
críticas al “monopolio estatal” atribuido al gobierno actual, y al costo que
esto tendría para la libertad y la economía.
La nueva coalición no estará
exenta de tensiones. Por ejemplo, el Partido Conservador Colombiano denunció su
exclusión de los primeros círculos de este acercamiento, lo que generó reclamos
sobre la falta de invitación al proceso.
Asimismo, algunos sectores críticos al encuentro señalaron que la reunión entre
Uribe y Gaviria es la muestra de que “el viejo poder” está reaccionando ante el
avance de fuerzas progresistas, lo que abre interrogantes sobre la renovación
real que dicha coalición pregona.
La síntesis del encuentro, incluyo el compromiso de continuar con reuniones personales y estructurar
los detalles de la coalición. Elaborar los instrumentos de gobernanza de la
coalición (reglas de consulta, mecanismo de elección de candidato, reparto de
candidaturas de segundo nivel). Definición formal de una consulta o mecanismo
unificado de selección en marzo de 2026.
Convocar a otros partidos,
movimientos independientes y sectores sociales del centro-derecha para sumar a
la alianza.
La cumbre Uribe-Gaviria
tienen implicaciones profundas: marcan un desplazamiento de la bipolaridad
tradicional (izquierda vs. derecha) hacia una lógica de “coalición opositora”
vs. “poder gobernante”.
Pueden fragmentar aún más los
partidos tradicionales, pues el Partido Liberal está dividido entre los que
apoyan al gobierno actual y los que optan por la oposición. Introducen el
riesgo de que la política electoral se centre en la persona del candidato y la
construcción de alianzas más que en el debate programático o ideológico propio.
Abren la puerta para que el
centro político sea el escenario de batallas clave para 2026, en un país
acostumbrado a polarizaciones más marcadas hacia los extremos.
Riesgos y desafíos de la
coalición
Definir reglas claras para la consulta unificada puede resultar difícil: ¿quiénes participan? ¿qué peso tienen los partidos vs. los movimientos? Ya aparecen tensiones al respecto. La exclusión de partidos o movimientos puede generar resentimientos o rupturas que debiliten la coalición antes de tiempo. Lograr que la alianza no se vea únicamente como una suma de vetos al Gobierno actual, sino como una propuesta de futuro con identidad clara, será clave para convencer al electorado. Mantener la coherencia ideológica: unir centro y centro-derecha implica tensiones entre las visiones económicas, sociales y de Estado que Uribe y Gaviria representan.
La reunión entre Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria Trujillo representa un nuevo momento estratégico en la política colombiana hacia 2026. Las conclusiones alcanzadas apuntan a la conformación de una gran coalición de base democrática, con ejes programáticos comunes (pobreza, eficiencia del Estado, protección del ahorro de los trabajadores) y con la meta explícita de competir con éxito frente al proyecto político que lidera Gustavo Petro.
El desafío estará en convertir ese anuncio simbólico en una estructura funcional, cohesionada y con candidato competitivo. De cómo lo logren dependerá, en buena medida, el mapa electoral que se dibuje para las presidenciales del próximo año.


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