El malechor quedó tendido a la orilla de la vía que comunica a con San Agustín, mientras que su compañero de fechorías alcanzó a escapar de enardicida turba que los perseguían para hacer justicia por mano propia cansados del accionar selectivo en ese sector.
Según cuentan vecinos de donde ocurrieron los hechos la comunidad se ha organizado para hacer respetar su vida, tranquilidad y patrimonio, que realizan turnos de vigilancia las 24 horas para repeler cualquier actor que altere el orden público, ante una administración de justicia que los tiene a la Merced de la delincuencia.
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