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lunes, 24 de octubre de 2022

LA HISTORIA DE MAXIMILIANO, DESAPARECIDO POR UNA SECTA SATÁNICA.

Por la desaparición del menor, fueron capturados sus padres, su abuela, su esposo,   y dos vecinos.

En una casa anaranjada, enmallada y oculta entre un matorrales y dos árboles, ubicada en Segovia (Nordeste antioqueño), cuentan que vieron por última vez al niño Maximiliano Tabares Caro. Los testigos relatan que el pequeño de 6 años de edad entró allí con su mamá, a empujones y oponiendo resistencia, como si supiera el terrible ritual que le estaba esperando. 

El inmueble donde ingreso el infante  a eso de la media noche del pasado 20 de septiembre, es usado por sectas satánicas para hacer sus rituales. 

“Yo vi cómo entraba al niño y, mejor dicho, si ella fuera mi mujer y el niño, mi hijo, el problema sería grandísimo. Lo que no nos imaginamos era lo que iba a pasar después”, dijo un testigo. 

Le quemaron la ropa

Dicen los vecinos que después de media noche comenzaron a ver, llamaradas y sonidos extraños rezos, invocaciones y como si estuvieran torturando a alguien. Un testigo dejó  al lado el miedo se subió a un árbol y grabó, “prendían veladoras, hacían movimientos extraños y se ponían cruces al revés”. 

Esos rituales, se atribuyen a la secta satánica conocida como “Los Carneros”, a quienes junto, a sus padres se les atribuye la desaparición de Maximiliano.

“Por la noche comenzaron a quemar ropa y se vio que la mamá salía con las cenizas de la vestimenta que tenía el niño para que se las llevara el carro de la basura, que pasaba ese día”, comentó un vecino del barrio Gaitán.

El 21 de septiembre fue la fecha en la que se perdió el rastro de Maximiliano reportado de manera oficial. En la Institución Educativa Santo Domingo Savio sus compañeritos y docentes se encuentran consternados. 

“Cuando faltó a clase la primera semana, nosotros nos contactamos con la mamá y ella nos dijo que estaba enfermo, que al lunes siguiente lo llevaba. Incluso, se le dijo que se le entregaban las actividades para que se pusiera al día, ella no prestó mucho interés”, aseguró un vocero de la sede educativa. 

 La madre de Maximiliano bloqueó el WhatsApp y no le volvió a contestar a la profesora. “Nos enteramos de la desaparición y, días después, se salió del grupo de padres de familia”, agregó. 

Las capturas

Los capturados por la desaparición de Maximiliano fueron seis personas, quienes se habían juntado para buscar guacas de oro en la región haciendo uso de rituales satánicos, e invocación de demonios, según las indagaciones de las autoridades, y los comentarios que se escuchan en cada esquina de los municipios de Segovia y Remedios Antioquia. 

Por estos hechos fueron privados de la libertad Sandra Patricia Caro Pérez, alias “La Cacica” y mamá del niño, y Fabio Andrés Carmona Ramírez, alias “Líder” y padrastro de Maximiliano. Ambos residían desde hace cuatro meses en el barrio La Primavera, en Remedios, límites con Segovia. 

También fueron vinculados Róbinson Esmit Arboleda Ramírez, alias “Orejas”, y Susana Ceballos Zapata, alias “Discípula”. 

Ambos vivían en la vivienda aledaña a la de la mamá y el padrastro del menor de edad, y habrían tenido vínculos con estos rituales. 

Finalmente, la abuela del niño, Damaris Estela Pérez Escalante, alias “Mary”, quien residía en la casa donde se habrían hecho los rituales, tendría vínculos sentimentales con Fabián Alberto Monsalve, alias “Meditador”. 

A los seis les estaban realizando las audiencias, a puerta cerrada, en Medellín, para responder por los delitos de Concierto para Delinquir, Desaparición Forzada Agravada, Tortura Agravada, Encubrimiento por Tortura y Lesiones Personales con Deformidad Permanente.

“En dos semanas logramos materializar estas capturas, quienes se dedicaban a hacer ritos satánicos y la desaparición del niño obedece a estas prácticas”, señaló el coronel Jhon Alzate, director de Protección y Servicios Especiales de la Policía Nacional. 

Un exmiembro de la secta, conocido como “Kaiser”, señaló que se había retirado por las torturas y los malos tratos, que pasaban por quemarlo con un cuchillo para marcarle una cruz o punzarle los testículos con una jeringa. Pese a su distanciamiento, lo citaron para participar en un ritual la noche del 20 de septiembre. 

“Esa noche me dijeron que fuera a la casa de Damaris para sacarle un espíritu a Maximiliano, porque este lo estaba obstaculizando para que encontrara una guaca. Ellos debían sacárselo. Al día siguiente, me entero que el niño estaba desaparecido”, relató. 

Sigue desaparecido

En una zona boscosa del barrio Manzanillo, de Segovia, al lado de una laguna de la empresa minera Gran Continental Gold, se presume que se habrían hecho algunos rituales de esta organización. Agentes del CTI de la Fiscalía han acudido al lugar, oculto entre decenas de árboles, buscando pistas en puntos donde han encontrado cruces y otros elementos. 

“Hay gente que dice que han soñado con que el niño se encuentra en una zona con grandes extensiones de agua, pero hasta el momento nadie ha podido encontrarlo”, dijo un habitante de Segovia cercano al caso. Aunque han cavado algunos huecos para ver si encuentran su cuerpo, hasta el momento no hay ninguna evidencia sobre su paradero. 


María del Carmen Bernal, abuela paterna de Maximiliano, realiza todas las noches una velatón con la esperanza de que aparezca su nieto con vida, para poderle volver a dar un abrazo. 

“No pueden decir ya que mi niño está muerto. Nosotros aún conservamos la esperanza de que aparezca, ojalá con vida.

Mientras tanto seguiremos unidos, pidiendo por ello y porque se haga justicia por este hecho tan aberrante, que no nos alcanzamos a imaginar que le podía pasar a él”, concluyó.

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