Hoy en el diario el País de España la periodista Vanessa de la Torre, publica un artículo titulado, “Si quiere trabo esa es la manera”, a renglón seguido relata de denuncia de una mujer quien afirma que el exsenador Lizcano, actual Secretario General de la Presidencia de la República donde lo acusan de pedir favores sexuales a cambio dar un cargo en su Unidad de Trabajo Legislativo en el Senado, los hecho habrían ocurrido en el año 2016.
En comunicado Lizcano señala: Esta información es totalmente falsa; invito a la mujer que informó de esa supuesta situación que lo haga a las autoridades judiciales, para que en un entorno seguro se reconozca mi correcto comportamiento. Y pueda defender mi derecho al honor.
La denunciante de 28 años, señala que una tarde
del año 2016 llegó al Capitolio lo más temprano posible y pasó las que describe
como horas eternas hasta que el senador se desocupó. Nerviosa, inexperta e
ilusionada, lo esperó ansiosa. Cuando llegó recuerda que le dijo: “Mucho gusto,
gracias por la oportunidad”. Entonces suspira. Narra que lo primero que le
llamó la atención fue que el senador le ofreciera whisky. Sacó una botella, se
sirvió un trago y le sirvió uno a ella también ¿Alcohol para una entrevista de
trabajo? Le pareció extraño. Se negó, relata, y se limitó a contestar las
preguntas que le hizo el senador.
Según su relato, en un momento el ambiente se
puso turbio. El entonces senador se le acercó más de lo deseado. La
conversación se tornó “maluca”, dice ella. Cuenta que Lizcano, así como había
pasado del saludo a los whiskies, saltó de los whiskies a frases tipo “cómo es
de joven y de bonita”, que a ella la incomodaron.
En un momento se le acercó e intentó besarla. Agarrarla. Relata que se escabulló como pudo y llegaron a un desagradable forcejeo en el que él, más grueso que ella, tenía todo el poder. Ella se negó: “no, no, por favor”. Según el relato de ella, lo intentó alejar con todas sus fuerzas y, entonces él soltó la frase que ella no olvida: “si quiere el trabajo, esta es la manera”.
Ella siguió negándose, y rememora que estaba
cada vez más alterada, más asqueada, más indefensa. Hasta que él se detuvo y
con soberbia, según ella, se acercó a la puerta. “Si no quiere el trabajo,
entonces váyase”, le dijo.
Ella se fue. Jamás volvió.
El hoy secretario general de Presidencia, consultado sobre esta acusación, asegura que lo narrado no es cierto, que no recuerda nada parecido. “Nunca ha pasado que yo le haya intentado dar un beso a alguien para que trabajara conmigo”, sostiene.
Con información EL PAÍS de España.
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