Este proyecto ambiental no solo se fortalece como espacio pedagógico y educativo para los 210 niños, niñas y jóvenes de la institución, sino también para toda la comunidad de Juan Tama.
En Santa Leticia de Moscopán, una pequeña población de La Plata (Huila), donde venía creciendo la deforestación y la tala ilegal, resalta hoy porque sus habitantes, integrantes del resguardo indígena Juan Tama, decidieron recuperar su territorio, sembrando árboles y plantas medicinales.
Para llegar a Santa Leticia de Moscopán es
necesario recorrer 58 kilómetros desde la población más cercana, La Plata,
antes de divisar las primeras casas de la localidad. Conforme se avanza, los
árboles dominan el paisaje; la naturaleza cobija, en muchos sentidos, a esta
comunidad del resguardo indígena Juan Tama que decidió dar un giro a su
historia.
Santa Leticia de Moscopán es una corregimiento
de La Plata (Huila) que vio crecer su población tras la avalancha del río
Páez, en 1994, “cuando reubicaron a los comuneros quienes llegaron a un
territorio que tenía ciertos problemas medioambientales entre esos, la tala
indiscriminada de los bosques”, indicó Laura Landazaba dinamizadora del
Proyecto Ambiental Escolar PRAE o Tejido Comunidad y Naturaleza de la
Institución Educativa Casa Grande Yu Luucx Pishau.
Landazaba cuenta que este era un
corregimiento donde la deforestación iba en aumento y la tala ilegal era la
orden del día, pero ahora y gracias al apoyo de la Corporación Autónoma
Regional del Alto Magdalena - CAM, por medio del PRAE, sus habitantes, en
especial los estudiantes quienes a su vez son integrantes del resguardo
indígena Juan Tama, decidieron apostar por la reforestación.
Estudiantes líderes
Aquí los niños, niñas y jóvenes son parte
fundamental del proyecto, ellos junto a sus familias han colaborado consiguiendo
semillas, participando de las jornadas de reforestación y asumiendo la creación
de los Yuce Tul o huertas de plantas medicinales.
“Hemos sembrado plantas medicinales frías y
calientes como verdolaga y sábila que nos sirven a nosotros y como estas
plantas hacen parte de nuestras vidas, cuidamos la tierra no tirando basuras”,
dijo Nilson Arneyder Huetia, estudiante del grado sexto.
Plantas medicinales
Esta es una iniciativa comunitaria que
implementa estrategias que vinculan a las familias durante toda la cadena de
producción y además se centran en la siembra de plantas medicinales,
disminuyendo la tala de bosque y la deforestación en sus territorios.
“Nuestro primer objetivo fue reforestar una
zona del colegio; sin embargo, atendiendo a los principios de la cosmovisión
Nasa de nuestro Proyecto Educativo Comunitario y el PRAE, que para nosotros es
un camino de sabiduría, se fueron fortaleciendo principios como la
espiritualidad, el territorio, la cosmovisión, la lengua originaria y la
interculturalidad”, indicó la Dinamizadora de la Institución Educativa Casa
Grande Yu Luucx Pishau
Este proyecto ambiental no solo se fortalece
como espacio pedagógico y educativo para los 210 niños, niñas y jóvenes de la
institución, sino también para toda la comunidad de Juan Tama, que ahora son
ejemplo para reforestar sus lugares sagrados.
“Todo hace parte de nosotros, el agua, los
animales, la fauna y la flora, por eso creamos el sendero ecológico sembrando
chilco, chachafruto, cariseco y pino para además hacer ofrendas o realizar una
armonización de los sabedores ancestrales”, aseguró Mauren Menza, estudiante de
la institución.
Al igual que Mauren, Daniela Yajimbo asegura
que ellos ayudan a conservar, porque saben de la importancia que tienen los
recursos naturales, “por eso hicimos esta construcción para los trabajos
de armonización, espiritualidad con los médicos tradicionales en el marco de
las cuatro ceremonias”, señaló la joven.
Música, danza y protección
Y es que el Proyecto Ambiental Escolar PRAE de
la Casa Grande Yu Luucx Pishau, va más allá de reforestar su territorio, pues
los niños desde los seis años de edad pueden integrar los grupos de música
tradicional propia o las Semillas de Resistencia, agrupaciones comprometidas
con la protección de la madre tierra.
“Buscamos que con el aprendizaje de la flauta
tradicional o el tambor, sembremos la música y ellos con ese ejercicio amen más
lo propio, la música ancestral y lleven el legado de los abuelos”, aseguró José
Ildo Pete, líder del grupo musical.
Así mismo, el dinamizador Carlos Hermes
Yajimbo, indicó que como pueblos originarios, hacen un trabajo con las Semillas
de Resistencia o Cuidanderitos del Territorio, que va desde un compromiso con
120 estudiantes de primaria para querer, para sanar y para purificar la madre
naturaleza.
“A partir de cuatro ceremonias, hacemos control
territorial del sendero ecológico, pero también estamos comprometidos
recogiendo residuos o sembrando árboles, con música y danza protegiendo la
madre naturaleza”, puntualizó el docente.
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